Simone y la nueva feminidad
¿Cómo es posible que una libro de 725 páginas ocupe el número 11 de de los 100 mejores libros del siglo XX según los lectores de Le Monde y los clientes franceses de la FNAC? Este el caso del El segundo sexo de Simone de Beauvoir. El cierto que El ser y nada de su eterno compañero Jean Paul Sartre, que está en el número 13, suma 776. Me había prometido a mi mismo leer el texto completo para poder sumar más argumentos cuando converso con mi sobrina Marieta Ordorika, que es una joven brillante. Pero, me ocurrió algo: comencé a disfrutar de su lectura. Se lee fácil y lo que dice es interesante (se comparta o no su contenido). Una vez terminado, uno no puede dejar de estar de acuerdo con Walter Benjamin cuando dice afirma que "carecemos de la experiencia de una cultura de la mujer".
El libro fue escrito en 1949 y fue un rotundo éxito de ventas. La teoría principal que sostiene Beauvoir es que "la mujer, o más exactamente lo que entendemos por mujer (coqueta, cariñosa, etc) es un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija o hermana. Así pues, la principal tarea de la mujer es recuperar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas -no todas- de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas por su genética, sino de como han sido educadas".
El inevitable Beigbeder considera que Beauvoir con su libro trata de "demostrar que la mujer siempre es definida como SU esposa, SU puta, SU madre. Sin embargo lo que resulta molesto no es ser una madona o una amante o una sirvienta sino ser SU algo, SU objeto, SU lo que sea. El segundo sexo es un título irónico para un panfleto que, a diferencia de lo que ocurre en nuestros días, no aspira a feminizar las palabras, ni siquiera a reclamar la paridad en el parlamento, sino simplemente a conseguir la supresión del posesivo".
Sami Nair recuerda que, tras la aparición el libro, "en Francia, algunos grandes intelectuales, al igual que el Vaticano, condenaron inmediatamente El seundo sexo; entre ellos dos futuros ganadores del Nobel: Albert Camus vi en el un ataque detestable contra 'el hombre francés', y François Mauriac, un escritor muy católico denunció una historia sobre .... el culote (¡las bragas!) de la autora. Lo que no impidió que este libro se convirtiese en una especie de manifiesto mundial para la emancipación de la mujer. La fórmula algebraica con la que comenzó lo define mejor que todas sus palabras: 'No se nace mujer: llega uno a serlo'". Además, Simone de Beauvoir rechaza un feminismo en contra del hombre. lo que no está mal.
La obra acaba así:
"Imposible sería expresarlo mejor. Al hombre corresponde hacer triunfar el reino de la libertad en el seno del mundo establecido; para alcanzar esa suprema victoria es necesario, entre otras cosas, que por encima de sus diferencias naturales, hombres y mujeres afirmen sin equívocos su fraternidad".
(la ilustración de arranque es de mi nieta Paula San Sebastián de 6 años)