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El Libro de Job, orígenes de la literatura




"Job es el símbolo de la humanidad atormentada

por el enigma de su dolor y de su destino".

- Maimónides


Alguien escribió una vez que los dos primeros libros conocidos se atribuyen a alguien a quien no se ve (Yahveh-Elohim: Dios) y a otro que no veía (Homero, de quien se dice que era ciego). Son, claro, la Tanaj (o Biblia hebrea) y la Iliada y la Odisea, en el caso de Homero. El Tanaj está formado la Torá (la Ley), los Neve'im (Profetas) y los Ketuvim (escritos). La mayor parte está escrita en hebreo, aunque hay algunas partes que lo están en arameo antiguo. El Libro de Job (Iyov) es uno de los Ketivum y está ubicado entre los Proverbios y los Cantares. Puede considerarse el origen de toda una literatura en Occidente. Tal ha sido y continua siendo su influencia en los distintos ámbitos de la creación, hasta el punto de que no existe etapa histórica que, de alguna forma, no haya acudido a él como fuente de inspiración. Desde Platón (en el Diálogo Sobre la Justicia) o Maimónides (Moisés ben Maimón), pasando por fray Luis de León, hasta Joseph Roth -su Job es más que recomendable- por acercarnos más al presente. Quizá por ello, el Libro de Job es, según el Club de Libros de Noruega, uno de los 100 mejores de todos los tiempos.


El baño de Betsabé de Cornelis van Haarlem


Hubo un tiempo de postadolescencia, en qué decidí que que quería conocer la Biblia, más allá de lo que había aprendido en Historia Sagrada (en tercero de Bachiller), conocía por películas, incluso escuchando a mis padres cantar una de aquellas "sevillanas bíblicas" sobre "la grande soberbia del rey Absalón":


Por la grande soberbia

del Rey Absalón,

colgado de una rama

del árbol quedó.

Y sucede así,

por haber destronado

al padre David


Pues eso, que fui a la librería, me compré una buena Biblia y mi madre de la hizo devolver, porque consideraba que los contenidos no eran apropiados para mi edad: asesinatos, sexo adúltero (si no, ¿que era lo de Betsabé con el rey David), ... No fue el único que me hizo devolver. También El Buscón, de Quevedo, por razones similares. A mi padre le quemó una biografía de Catalina la Grande que había comprado en Argentina cuando entró allí con el barco.


"Había en la tierra de Hus un varón llamado Job, y era el varón aquel íntegro, recto temeroso de Dios y enemigo del mal. Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Y eran sus haciendas siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yundas de bueyes y quinientos asnos, y una servidumbre numerosa por extremo, y era el varón aquel el más grande de los orientales".


- El Libro de Job



La historia es conocida. El patriarca Job, un hombre justo, de repente sufre las pérdidas de su propiedad y, uno por uno, todos sus hijos. Como si esto no fuera suficiente, él mismo es sometido a un sufrimiento físico terrible. Una gran parte del Libro está dedicada a la discusión filosófica del sufrimiento entre Job y sus amigos. Los amigos le acusan diciéndole que de acuerdo con las leyes de la naturaleza, el sufrimiento viene como resultado del pecado. Job insiste en afirmar que él es bueno, y que el sufrimiento debe tener otro propósito. Los últimos capítulos nos dicen de qué modo su prosperidad la fue restaurada. Y el libro tiene un punto de vista diferente. El filósofo René Girard considera a Job, tanto una víctima de su pueblo como un ídolo para su pueblo al que le toca recorrer - convertido en un chivo expiatorio- la ruta antigua de los hombres perversos.


De la lectura del Libro no se desprende el nombre su autor. Job es un candidato poco probable porque el mensaje del libro descansa en la ignorancia de Job de los acontecimientos que ocurrieron en el cielo con relación a su situación. Una tradición talmúdica sugiere a Moisés como el autor debido a que la tierra de Uz (1:1) era adyacente a Madián donde Moisés vivió durante 40 años, y él pudo haber obtenido una fuente de la historia ahí. Salomón también tampoco es mal candidato debido tanto a la semejanza en contenido con parte del libro de Eclesiastés, como también el hecho de que Salomón escribió los otros libros de sabiduría (a excepción de Salmos, y fue el autor de los Salmos 72 y 127). Aunque es muy posterior a Job, Salomón pudo haber escrito sobre acontecimientos que ocurrieron mucho tiempo antes de él, de la misma manera en la que Moisés fue inspirado para escribir acerca de Adán y Eva. Eliú, Isaías, Ezequías, Jeremías y Esdras también aparecen como posibles autores, pero estos últimos sin mucho fundamento.

Hoy nadie duda que El libro de Job es una obra maestra de la literatura. Su contenido ha mantenido toda su vigencia a los largo de 2.500 años. ¿Por qué sufre la gente buena? ¿Cómo se enfrenta uno al dolor y a la pérdida de algo? Cuando las circunstancias agobian, ¿dónde está Dios? ¿Es Dios sólo para los que tienen éxito, los ricos, poderosos y saludables? ¿Es El también el Dios del pobre, del débil, del enfermo y del que agoniza? El pobre Job debe afrontar estas y otras cuestiones., como, por ejemplo, la relación (y el diálogo) con sus amigos. Hay un ensayo de René Giraud, La ruta antigua de los hombres perversos que se centra en "la extraña historia de Job" . Plantea una pregunta: "¿la historia de las culturas, que quisiera contemplarse como una marcha honesta hacia la verdad, no es sino una sucesión de linchamientos?"


El Job bíblico sufrió muchísimo. Por eso su esposa le dijo: ‘Maldice a Dios y muere.’ Pero no quiso. Después de que Dios le hizo pasar las de Caín, le permitió vivir ciento cuarenta años más: "Murió anciano y colmado de bienes". Como para no.


He leído (varias veces) la versión de Francisco Javier Caminero que, por lo menos, está traducida directamente del hebreo y no incluye interpretaciones cristianas. Lo que es de agradecer.


"Hace muchos años vivía en Zuchnow un hombre llamado Mendel Singer. Era piadoso, temeroso de Dios y muy sencillo: un judío común y corriente, que ejercía la modesta profesión de maestro. En su casa, que se reducía toda ella a una amplia cocina, enseñaba la Biblia a un grupo de niños. Lo hacía con verdadero celo, pero sin notables resultados. Antes que él, miles de hombres habían vivido y enseñado de la misma manera."


- J. Roth



Complemento indispensable del viejo texto es el Job de Joseph Roth. El escritor cuya biografía es, en algunos momentos, es más que un remedo del original. Su mujer, esquizofrénica, entraba y salía de las instituciones psiquiátricas. Acabó siendo asesinada por los nazis en aplicación de las leyes eugenésicas. El resto de la familia de Roth. Vivió siempre en medio de necesidades económicas. Tuvo que exiliarse donde trabajaba y, luego, de Viena, donde había nacido. Sus obras fueron quemadas por los nazis. Alcoholizado, acabó en Paris, viviendo con la escritora exiliada Irmgard Keun. Falleció en 1939 pleno delirium tremens.


El Job de Roth nos cuenta la vida de Mendel Singer, “un hombre devoto, temeroso de Dios y normal y corriente, un judío como cualquier otro”, que abandona a su hijo tullido para irse a América con su familia. El nacimiento de Menuchin inicia una cadena de desgracias, pues es un niño que “reunía en sí mismo toda la gama de las penas humanas”. En su casa seguía saliendo el sol, pero no la calentaba. En la familia se había sembrado la semilla de la rebeldía, de la tristeza y de la más agónica desesperación. Un rabino les advierte que no deben abandonar a este hijo, aunque les sea una carga y las palabras del rabino marcarán la vida de su familia para siempre: “El dolor le hará sabio. La deformidad, bondadoso. La amargura, dulce. Y la enfermedad, fuerte”. Formalmente la obra es un festín de metáforas, de expresividad y de creatividad literaria. Posee una carga lírica tan apasionante que a una le gustaría que no llegase el final. Estos judíos orientales tienen en la escritura un idioma al alcance de unos pocos. El final es epifánico. El valor redentor del sufrimiento encuentra su plena expresión. En definitiva, es una obra didáctica en la que la revelación es diferida, pero no negada. La lección religiosa de Job es que el hombre debe mantenerse en la fe, aún cuando su espíritu no reciba satisfacción. Creo que Roth ha tocado el cielo con este texto, creando un personaje que, arañado por la edad y arrastrando como puede la fatalidad, se mantiene íntegro, tierno, sabio, bueno y paciente.




En El Libro de Job, Satán se encuentra entre los ángeles. En el caso del personaje de Roth, Satán ha poseído a su mujer. En hebreo, la palabra bíblica ha-Satán significa ‘el adversario’ o ‘el obstáculo’, o también ‘el perseguidor’ (reconociendo que el dios Yahveh es visto como el juez último). El concepto de diablo se toma directamente del Libro de Job. En este relato, ha-Satan no es un nombre propio, sino el título de un ángel subordinado a Yahveh; él es el jefe ‘perseguidor’ de la corte divina. En el judaísmo, ha-Satan no hace mal, le indica a Yahveh las malas inclinaciones y acciones de la humanidad. En esencia, ha-Satán no tiene poder mientras que los humanos no hagan cosas malas y Dios no le de permiso. El libro de Job cuenta que después de que Yahveh señala la piedad de Job, ha-Satán le pide autorización para probar la fe de Job. Job siendo un hombre justo es afligido con la pérdida de su familia, de sus propiedades, y más tarde, de su salud, mas él sigue siendo fiel a Yahveh. Como conclusión de este libro, Dios aparece como un torbellino, explicándoles a los presentes que la justicia divina es inescrutable. En el epílogo, las posesiones de Job son restauradas y él obtiene una segunda familia para "reemplazar" a la primera, que murió. En la Torá, este perseguidor es mencionado varias veces. Un momento importante se presenta en el incidente del becerro de oro. El perseguidor es el responsable por la inclinación al mal (yetser harah), de todos los hombres. En la Torá, él es el responsable de que los hebreos construyeran un ídolo (becerro de oro) mientras Moisés estaba en la cima del monte Sinaí recibiendo la Torá de parte de Yahveh. En el Libro de las Crónicas, el perseguidor incita a David a hacer un censo ilegítimo. De hecho, los libros de Isaías, Eclesiastés y Deuteronomio y, por supuesto el de Job tienen pasajes en los que el dios Yahveh es mostrado como el creador del bien y del mal en el mundo.






Bibliografía.


- El Libro de Job, Barcelona (1998): Muchnik (con prólogo de Benjamín Prado).

- Joseph Roth, Job, Barcelona (2007): Acantilado

- Iago Galdston, "Job, Jund and Freud. An Essay of the meaning of life", Bulletin of the New York Academy of Medicine, Vol, 34, N. 12, Dec. 1958, pp.769-784

- René Giraud, La ruta antigua de los hombres perversos, Barcelona (1989). Anagrama

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