Gilgamesh, errante en busca de la vida
La Dama de Uruk
"Cuando ella dejó caer su vestido,
el se acostó sobre ella
y ella hizo con él, con este salvaje,
su trabajo de mujer,
mientras la mimaba con sus arrumacos.
Seis días y siete noches,
Endiku, excitado, hizo el amor con Lalegre".
En 1938, unos arqueólogos alemanes localizaron en la antigua ciudad de Uruk, cercana a la moderna Samawa, en Irak, una escultura conocida como la Dama de Uruk, la Dama de Warka, o Máscara de Warka datada hacía el 3.300 antes de Cristo (más de 5.000 años de antigüedad). Es una de las primeras obras de la historia en las que se ve un rostro femenino. Conocí a la dama en 2003 por razones que no tenían que ver directamente con el estudio de la historia o por afanes literarios. En vísperas de la caía de la Bagdad de Saddan, fue incendiada la Biblioteca y saqueado el Museo Nacional se llevaron 15.000 objetos que se encontraban en 28 salas y los sótanos del mismo. Allí estaba la máscara que apareció meses más tarde enterrada en el patio de un vecino. Aunque la foto que publicó la prensa no era de mucha calidad recuerdo que me llamó la atención el peinado, muy elaborado. Tenía (pensaba yo) los ojos y la cejas maquillados y tenía una mirada seria, inteligente, de mujer con sentido del humor. Uno de los personajes más interesante es la Cortesana Lalegre. Lalegre era una prostituta que había sido contratada para debilitar a Endiku, uno de los héroes de La Epopeya de Gigamesh (En la encuesta del Club de Libro de Noruega, La Epopeya se encuentra asimismo entre los 100 mejores libros de la historia). Para lograrlo, hicieron el amor seis días y siete noches. La mujer consiguió su objetivo: Endiku perdió su fuerza, era incapaz de de correr como antes, pero, a cambio "¡se había vuelto inteligente!": "comprendía todo lo que ella le decía". ¿Y si la máscara fue la de Lalegre, a fin de cuentas la Epoyeya se desarrolla asimismo en Uruk ?
«Oh, Gilgamesh, ¿adónde vas errante?
La vida que buscas, nunca la encontrarás».
La epopeya de Gilgamesh la primera obra literaria de la historia -un poema escrito nada menos que en Babilonia hace 35 siglos- y que, a pesar del tiempo su grandeza, fuerza, inspiración, altura de miras y de tono, le otorgaron una fama milenaria en todo el Próximo Oriente antiguo, y entre nosotros y según nuestros cánones, el título de epopeya. El texto relata la historia de una gran amistad, origen de proezas sobrehumanas, trágicamente amputada por la muerte, que fuerza al superviviente, el gran Gilgamesh -nombre sumerio del rey de Uruk, a una búsqueda desesperada, pero vano, de un medio de escapar a su propia extinción.
Estatuilla sumeria
He leído la edición de Jean Bottero un asiriólogo de la talla contrastada que, además, explica magistralmente el proceso de localización arqueológica y reconstrucción del texto. Como él mismo recuerda, la Epopeya..."es uno de esos monumentos mutilados que los excavadores han sabido liberar de su pesada mortaja de tierra para inclinarse con amor sobre ellos, pues sus rotos contornos contornos resultan, en su mismo, seductores, a la vez que se convierten en portadores de hermosos sueños, por lo que permiten intuir de su originaria magnificencia". Para quien quiera un texto sin demasiadas distracciones, siempre estará la edición de Stephen Mitchell.
Tablilla conservada en el British Museum
Las doce tablillas de arcilla a partir de las cuales se recopiló la versión más completa del poema de Gilgamesh salieron a la luz en 1853 durante las excavaciones de la biblioteca del rey Asurbanipal II en la antigua ciudad asiria de Nínive. Basándose en la tradición oral y en versiones anteriores del mito, las tablillas combinan en un único poema épico una serie de relatos sobre Gilgamesh. Mientras que algunos versos se remontan a c.2100 a.C., los más recientes, escritos en acadio cuneiforme, una antigua lengua semítica de Mesopotamia, datan del periodo neoasirio (siglos IX–VI a.C.). Las lagunas de la versión ninivita del poema se rellenaron con textos del periodo babilonio medio (siglos XV–XI a.C.) que se encontraron en otros lugares. El hallazgo de las tablillas supuso un enorme avance hacia el conocimiento de la vida cotidiana en la antigua Mesopotamia.
El poema fue escrito en Babilonia hace más de treinta y cinco siglos. Lo pongo en número: 35 siglos. Está escrito en acadio, un idioma semítico desparecido desde hace más de dos milenios. Es cierto que está emparentado con otros que fueron apareciendo posteriormente como el hebreo, el arameo o el árabe. En este punto, Bottero reúne todo para ayudarnos a comprender la Epopeya. Además de ser uno de los más renombrados asiriólogos y experto en la Biblia y el Antiguo Oriente Próximo, fue famoso por haber sido uno de los primeros traductores del Código de Hammurabi.
Placa de arcilla procedente de Susa que representa a Humbaba, el temible guardián del bosque de cedros al que se enfrentaron Gilgamesh y Enkidu.
Y yo, ¿qué pienso? Siento emoción cuando leo frases con estas: “Su voz es el Diluvio, su habla es fuego, su aliento es muerte. Oye el murmullo del bosque desde setenta leguas de distancia. ¿Quién osaría entrar en su bosque?” (II.277-280) o “La Señora Ishtar miraba con deseo la belleza de Gilgamesh: ‘Ven, Gilgamesh, sé mi amado. Concédeme los frutos de tu amor, oh concédeme. Sé tú mi esposo y yo tu esposa’” (VI.6-9). La emoción no tiene que ver con los textos en sí, sino en pensar en una civilización capaz de crear textos tan sofisticados que, ordenados, cobran toda su fuerza y sentido.
Bibliografía
Anónimo, La epopeya de Gilgamesh, el gran hombre que no quería morir, Ed. de Jean Bottero, Madrid (1998). Akal.
Anónimo, Gilgamesh, Ed. de Stephen Mitchell, Madrid (2014): Alianza editorial,
Isaac Asimov, «Los sumerios - La guerra». El Cercano Oriente. Madrid (1986): Alianza Editorial.
Samuel Noah Kramer, La historia empieza en Sumer, Madrid (1985): Alianza Editorial.