Zazie mon amour
"Leyendo es como uno se vuelve lector".
- Raymond Queneau
Una novela que comienza con una perorata sobre los (malos) olores incita a seguir leyendo, aunque, al final, uno se lleve un chasco (que no es el caso). El asunto de los (malos) olores, por cierto, casi acaba en tragedia o, como poco, en pelea épica entre Gabriel, el tio de Zazie, y un "tipejo" (sic) que debía proteger a una mujer que había osado criticar el perfume de Gabriel, Barbouze, de chez Fior. Pero, Zazie en el metro, la novela que ocupa el puesto 36 del Inventario, no va de (malos) olores. Eso sí, es uno de los textos más frescos (y refrescantes) de cuantos he leído. Pero, vayamos poco a poco.
Autorretrato
El autor de Zazie en el metro es Raymond Queinau, a quien se refiere Beigbeder como "el inmenso inventor que viajó desde el Surrealismo al Oulipo (OuLiPo (acrónimo de «Ouvroir de littérature potentielle», en castellano «Taller de literatura potencial») pasando por el colegio de la Patafísica o los Ejercicios de estilo". Por otro lado, su traductor-adaptador, Antonio Fernández Ferrer, nos recuerda que "la personalidad y actividades de Queinau se caracterizan por un ingenio proteico imaginativo poco común: promotor de toda clase de empresas culturales; letrista de canciones famosas (como Si tu t'imagines que universalizó la gran Juliette Greco); actor guionista y realizador cinematográfico; traductor; dramaturgo; pintor...sus aportaciones más notables fueron en en el terreno de la matemática, la poesía y la narrativa"
Antes de ponerse con Zazie, es más que recomendable repasar sus Ejercicios de estilo que ayudan que, además, de dar placer, ayudan a entender su literatura y, por supuesto, descubrir como la sintaxis puede ser maltratada. Dicen que la idea de los Ejercicios se le ocurrió a Queneau después de escuchar El arte de la fuga de Johann Sebastian Bach, con una técnica musical que quiso trasladar a la literatura. El escritor toma una anécdota mínima (alguien va a la parada y toma el autobús) para narrar ese suceso de 99 maneras distintas, los “ejercicios de estilo”, donde el ingenio y el humor van juntos. Por perorar: pienso que los Ejercicios complementados por La inspiración y el estilo, de Juan Benet, Cómo se cuenta un cuento, el curso de García Márquez, el Curso de Literatura europea, de Nabokov y Las reglas del arte, de Bourdieu, constituirían una base magnífica para un buen taller de escritura.
Resumiendo mucho (pero, mucho) Zazie dans le metro (Zazie en el metro), trata de las correrías de una niña precoz y provinciana que lleva de cráneo a todo adulto que se encuentra en su camino. La historia se desarrolla a lo largo de dos días en Paris durante la huelga del metro Zazie va a visitar a su tío Gabriel. Es una niña que presta mucha atención a las convenciones morales. Atraviesa la ciudad en taxi y caminando y, en el camino, conoce barrios y conversa con personas de toda condición.
Queneau es un personaje apasionante. Amigo de mi admirado Boris Vian y coincidió con otro de los "míos", Perec, en Oulipo. Señoras y señores: ¡No se pierdan las aventuras de Zazie! La versión escrita es muchísimo más divertida que la entretenida película de Louis Malle.