Tras Homero, Virgilio
Fresco del Palazzo del Magnifico, en Siena, pintado por Girolamo Genga,
La Eneida está considerada como la obra cumbre de la Literatura latina. En ella, Virgilio narra los orígenes míticos de Roma. Su protagonista, Eneas, tuvo que superar, como Ulises, un sinfín de desafíos antes de llegar a su destino. En realidad, la Eneida es una síntesis de la Iliada y la Odisea. De los doce libros del poema, los seis primeros se identifican con las Odisea, mientras que los cantos VII a XII lo hacen con la Iliada y el ciclo troyano.
Eneas y Dido (1747), de Pompeo Batoni
Cuando los griegos de Menelao, Ulises y Aquiles conquistaron Troya, y la pasaron a sangre y fuego, uno de los pocos defensores que se salvó fue Eneas, fuertemente "recomendado" (ciertas cosas se usaban ya en aquellos tiempos) por su madre que era nada menos que la diosa Venus -Afrodita-. Con una maleta a hombros, llena de imágenes de sus celestes protectores, entre los cuales, naturalmente, el puesto de honor correspondía a su buena mama, pero sin un euro en el bolsillo, el pobrecito se dio a recorrer el mundo, al azar. En un primer momento, le acompañaban su esposa Creusa, que falleció poco después, su padre Anquises y sus hijos Iulo y Ascanio. Y después de no se sabe cuántos años de aventuras y desventuras, desembarcó, siemnpore con la maleta a cuestas, en Italia. Se puso a remontarla hacia el norte, llegó al Lacio, donde se casó con la hija del rey Latino, que se llamaba Lavinia, fundo una ciudad a la que que dio el nombre de su esposa, y al lado de ésta vivió feliz y contento el resto de sus días
La historia no es tan sencilla. De lo contrario, no habría tema. Es cierto que la llegada de los troyanos a Italia comienza pacíficamente. El Rey Latino, el gobernante italiano, extiende su hospitalidad, esperando que Eneas resulte ser el extranjero que, según una profecía, se supone que su hija Lavinia se casará. Pero la esposa de Latinus, Amata, tiene otras ideas. Ella quiere que Lavinia se case con Turnus , un pretendiente local. Amata y Turnus cultivan enemistad hacia los troyanos recién llegados. La enemistad se convierte en hostilidad, en peleas y, por supuesto, en la muerte de Turnus. En el argumento de la subyace una exaltación de los orígenes del pueblo romano y cuenta los viajes de Eneas, héroe troyano de estirpe divina, su estancia en Cartago y las guerra que tuvo que mantener para poder establecer su linaje en tierras itálicas. Según el poema virgiliano, Roma fue fundada nuestro héroe, cumpliendo así su designio de levantar una nueva Ilion (Troya). Se dice que al propio emperador Augusto le complació en extremo esta tesis. Sabido es que Julio César, que pertenecía a la familia Julia -gens Julia- , afirmaba que ésta procedía de Iulo, hijo de Eneas y nieto de Anquises y venus. Julio César se adjudicaba de esta manera origen divino.
Busto de Virgilio, Parque Virgiliano, Nápoles.
Publio Virgilio Marón, en latín Publius Vergilius Maro nació en Andes, hoy Pietole, en el 70 a.C. y falleció en Brindisi el 19 a.C.) Aunque hijo de padres modestos, Virgilio estudió retórica y lengua y filosofía griegas en Cremona, Milán, Roma y Nápoles. Si bien no intervino de modo directo en la vida política, desde muy pronto Virgilio disfrutó del apoyo de mecenas y amigos, como Cayo Mecenas, el poeta Horacio e incluso Octavio (el futuro emperador Augusto), en parte propiciado por el éxito de su primera obra mayor, las Bucólicas, en las que desarrolla muchos temas de la tradición pastoril. Incitado por sus protectores, escribió las Geórgicas, en apoyo de la política imperial de relanzar la agricultura en Italia; en las Geórgicas, Virgilio recrea la belleza de la vida campesina y sus distintos aspectos: labranza, ganadería y apicultura.
Los juegos sicilianos, una escena de la Eneida, parte del friso en el camerino del duque Alfonso de Este
La Eneida pertenece a la vertiente pública de la poesía de Virgilio. Afrontó entonces la tarea de escribir un ambicioso poema patriótico a imagen de las grandes epopeyas de Homero que debía cantar las virtudes del pueblo romano y cimentar una mitología propia para la nación. Para ello escogió la conocida figura legendaria del héroe troyano Eneas. Durante otros doce años trabajó en la composición de esta obra maestra, un poema épico compuesto de doce cantos que toma el nombre de su protagonista.
Hay varias ediciones y diversas traducciones: las de Gaspar de Ocaña, Eugenio de Ochoa, Luis Segalá, la más reciente de Alfonso Cuartecasas. Todas hoy accesibles.