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Al borde del desprecio




¿Qué tienen que ver el culo de Brigitte Bardot y Alberto Moravia? Una respuesta posible: Nada de nada. Pero no sería exacto. En la versión cinematográfica de El desprecio (por obra y gracia de Jean-Luc Godard), ella pregunta a Michel Piccoli: "¿Y mi culo, te gusta mi culo?" Hay que decir que, en general, la película sigue bastante fielmente la trama de la novela. Pero, lo del culo... En la película propiamente se le ve, pero, en los carteles, fue cubierto de formas ¿cómicas? En uno de los carteles, sobre la braga se colocó un libro. Vi la película en una sesión del cine club Lux de Pamplona, aquel que dirigía el padre Ciriano, de colegio de Jesuitas, a principios de los años 1970.



Alberto Moravia (1907-1990) es el seudónimo literario de Alberto Pincherle. Nació en Roma y empezó a escribir siendo joven, mientras se recuperaba de una tuberculosis. Desde sus obras más tempranas, Moravia recoge su preocupación por el dilema moral de las personas rechazadas por la sociedad y víctimas de las circunstancias, con un estilo austero y realista. Entre sus obras destacan Los indiferentes (1929), su primera novela; La mascarada (1941), una sátira sobre los dirigentes fascistas de la Segunda Guerra Mundial, que fue prohibida en Italia y le obligó a esconderse para eludir la prisión; Agostino (1943), La romana (1947), El conformista (1951), El desprecio (1954) La campesina (1957), El tedio (1960) y El hombre que mira (1985). También fue un notable guionista cinematográfico: Ossessione (1942), La Lupa (1953), I defini (1960), El desprecio (1963), Ayer, hoy y mañana (1963).




Publicada por primera vez en 1954, El desprecio -que ocupa el puesto 48 del Inventario- representa una etapa fundamental en el viaje de Moravia a través de las instituciones burguesas y su desfallecimiento. En este caso, Moravia muestra, a través de Riccardo, un guionista de cine, y Emilia, su mujer, las contradicciones de un matrimonio que se ilumina o se oscurece a la luz de los éxitos y fracasos profesionales del marido. Con este argumento de fondo, en El desprecio aparecen todos los temas centrales de Moravia, definidos de manera precisa y compleja, como si fuera una enciclopedia de la temática tratada por el autor a lo largo de toda su obra. Fue llevada al cine en 1963 por Jean-Luc Godard.



Moravia y Pasolini


El desprecio, narrada en primera persona por su protagonista, se centra sobre una cuestión muy "trabajada" sobre todo por la literatura existencialista francesa: el malentendido. Un malentendido que, en pluma de Moravia, alcanza extremos trágicos. Moravia siempre se declaró escritor existencialista, autocalificándose como autor de novelas existencialistas existenciales, es decir, un creador de personajes que encarnan el existencialismo en su andadura vital, en su vida cotidiana, en su sensibilidad, pero que no son exponentes de un complejo método filosófico, de una teoría del pensamiento, sino de una manera de sentir y de vivir.



"La primera frase del libro del libro ha quedado grabada en la memoria de muchos, incluso más que la preocupación de Brigitte Bardot por sus respingonas nalgas. -resalta Beigbeder- 'Durante los dos primeros años de mi matrimonio, mis relaciones con mi mujer fueron, hoy ya puedo afirmarlo, perfectas'. Esta manera de arrancar con una constatación optimista tras la que se intuye el inminente desastre tiene resonancias del arranque de Aurélien, de Aragon: 'La primera vez que Aurélien vio a Bérénice, le pareció francamente fea.' Moraleja en las buenas novelas, es necesario que las parejas perfectas se separen, y que la gente que se encuentra fea se enamore. De no ser así, no habría nada que contar". Que conste que coincido con Beigbeder en lo de la frase de arranque de la novela, además, nuestro crítico-guía me descubrió que Hervé Vilard convirtió esa historia en la famosa canción "Capri c'est fini" de mi adolescencia.




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