El hombre sin nombre: ¿Será Don Juan?
Tras publicar la reseña de Fausto de Goethe, mi amigo Xabier Albistur me envió el siguiente mensaje: "Curiosa tu opinión final, se deduce que la moral protestante es más misericordiosa que los clásicos españoles con Don Juan". Señalaba (yo) que, a pesar de haber vendido su alma a Satán, al final Fausto es rescatado por un coro de ángeles. Al Don Juan de Tirso (El burlador de Sevilla) no le dejan ni confesarse antes de ser quemado en la hoguera y, por supuesto, como recuerda Gregorio Marañón, un Dios implacable lo condena al fuego eterno, algo parecido le ocurre al Dom Juan de Moliére. ¿Por qué? ¿Son más misericordiosos los protestantes que los católicos? Desde luego, Calvino tenía claro el concepto. Pero, aquí y ahora hablamos de teatro, y eso a pesar de la intención moralizante de algunos autores. Prefiero a Fausto de Goethe al Burlador de Tirso, incluso al Convidado de Moliere. Lo cierto es que Xabier me ha hecho desempolvar los don Juanes de Tirso, Moliere y Marañón
Amor es rey
que iguala con justa ley
la seda con el sayal.
Tirso, Don Juan
Don Juan personifica una leyenda sevillana que inspiró a Molière, Zamora, Carlo Goldoni, Lorenzo da Ponte (autor del libreto de Don Giovanni de Mozart), lord Byron, Espronceda, Pushkin, Zorrilla, Azorín, Marañón y a muchos otros autores. Es un libertino que cree en la justicia divina («no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague») pero que confía en que podrá arrepentirse y ser perdonado antes de comparecer ante Dios («¡Qué largo me lo fiais!»). Si además recordamos que El burlador de Sevilla fue publicada en 1630 podemos concluir que es una obra cuya vocación es moralizante, y podría haber sido concebida como respuesta a la teoría de la predestinación de Don Juan, según la cual la salvación y la entrada al reino de los cielos ya ha sido determinada por Dios desde el nacimiento de uno, dado por gracia a través de Cristo y recibido solamente por fe, por lo que los actos no son determinantes para la salvación de las almas. En el caso de Tirso, la lección moral de la obra es que la salvación cristiana la salvación cristiana sólo la consiguen aquellos que utilizan el tiempo de su vida para actuar según la fe y no según el pecado. Basándose en la obra de Tirso de Molina, la obra presenta a un personaje infiel, seductor, libertino, blasfemo, valiente e hipócrita: Don Juan, un señor noble y vividor que vive en Sicilia, colecciona conquistas amorosas, seduciendo a jóvenes de la nobleza y a sirvientas con el mismo éxito. Lo único que le interesa es la conquista y abandona a las mujeres tan pronto las goza. Sus conquistas le valen algunas enemistades y le obligan a batirse en algunos duelos, de los que, por otro lado, tampoco huye por esto. Plantea sus relaciones sexuales con las personas de su entorno con un cierto cinismo, y cuestiona a los homosexuales y los dogmas religiosos. Le gustan los desafíos, además del sexo con mujeres, hasta el desafío final: la cena con la estatua del Comendador que se lo llevará al más allá.
Hablador, ¿quién te revela
tantos disparates justos?
Tirso, Don Juan
Andreas Flurschütz resalta que "Don Juan no se preocupa por la injusticia que comete, ni por las consecuencias que pueden tener sus actos, ni en la tierra ni al otro lado. Cuando uno le avisa que puede acabar mal , su respuesta es siempre la misma: ¿En la muerte?/ ¿Tan largo me lo fiáis?/ de aquí allá hay gran jornada. (TM II:404ss.) Él que siempre solo ve su placer, no piensa en el momento de su muerte, ésta y el castigo de Dios le parecen demasiado lejanos en el momento presente para preocuparse por la salvación de su alma. Así que continúa con sus pecados contra los seres humanos y contra Dios, por ejemplo, con las falsas promesas que hace, y prepara así su propio fin. Solo en la promesa que da a Don Gonzalo se comporta honesto, cumple su palabra y va a la cena (TM III:640ss.). Parece que no tema nada y a nadie, cuando dice ¿Yo temor?/ Si fueras el mismo infierno/ la mano te diera yo (TM III:645ss.), pero finalmente, cuando Don Juan entiende que su fin está llegando, reacciona con pavor (acotación escénica antes de su monólogo TM III:665). Finalmente tiene que morir sin confesarse y así va al infierno. Su verdugo incluso dice que Dios le manda que así le mate, castigando sus delitos. (TM III:1046ss.)" .
Por lo que se refiere a la obra de Moliere, Emma Hatcher señala que "Esta versión del mito de Don Juan tiene más influencias de religión y el cielo que otras versiones. Muchas veces, esta versión fue retirada porque sus críticos piensan que la obra estaba criticando la religión y el rey. A causa de estas reacciones a la obra, Molière tuvo que quitar muchas partes de su obra para que las autoridades permitan la puesta en escena de la obra. Por la primera vez, la versión real y sin censura de la obra fue llevada al teatro en 1884. Entonces esta versión de Don Juan enfoca más en las ideas de religión y sociedad que en los comportamientos malos de hombres. El elemento distintivo del Don Juan de Moliere es fue este persuade en cree que haya ninguna autoridad superior a él: ni diosa, ni hermana. (...) Aunque parece convertirse y arrepentirse por sus pecados, al final paree continua haciendo lo mismo, por lo tanto burlándose de las leyes divinas. Y por estas burlas, Molière está diciendo que él es más poderoso que dios en que el personaje de Don Juan murió no a causa de dios y un castigado sino por una tormenta sin conexiones al dios".
A diferencia del enfoque de Tirso de Molina, Molière nos propone un teatro más filosófico que de acción. El Don Juan del autor español es un tramposo, un burlador, un maniaco sexual... En cambio, Molière se decanta por la crítica de los vicios sociales y por la reivindicación de la libertad individual. Pero, al mismo tiempo, el autor francés se halla muy influido por los debates de la época y pone en escena una reflexión de orden filosófico sobre nuestro papel y nuestra misión en el mundo'.
Tirso de Molina era el seudónimo de Fray Gabriel Téllez (Madrid, 1584 - Almazán, 1648). Se sabe que se ordenó en el convento mercedario de Guadalajara (1601); que vivió en el monasterio de Estercuel (1614-1615); y que viajó a Santo Domingo en 1616, de donde regresó dos años más tarde. Una Junta de Reformación le condenó a destierro de la corte por escribir comedias profanas. En 1626 estaba de nuevo en la corte y fue nombrado comendador del convento de Trujillo. Posteriormente fue confinado en el convento de Cuenca por orden del P. Salmerón, visitador general, al parecer por las mismas causas que promovieron su destierro. En 1632 fue nombrado cronista de su orden; en 1645 fue comendador del convento de Soria, y al año siguiente, definidor provincial de Castilla. Tirso de Molina fue un autor sumamente fecundo. Dejó unas trescientas comedias
Jean-Baptiste Poquelin que uso el nombre de Molière nació el 15 de enero de 1622 en París. Hijo de Marie Cressé y Jean Poquelin, un tapicero. En 1643 forma parte de la compañía de los Béjart, familia de actores profesionales; en 1662 se casó con una joven de la familia, Armande Béjart con quie tuvo tres hijos. Famoso en su época por el revuelo que despertaron sus sátiras acerca de la corrupción de la sociedad francesa. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue motejado como el "demonio en sangre humana", por la iglesia católica; el estado francés le cerró sus puertas y destruía sus carteles. Finalmente en el año 1669, el Rey Luis XIV le permitió presentar sus obras en público.
El bueno de Moliere dejó escrito su epitafio: "Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien".
DON JUAN: Deje que llame quien me confiese y absuelva.
DON GONZALO: No hay lugar; ya te acuerdas tarde.
DON JUAN: ¡Que me quemo! ¡Que me abraso! ¡Muerto soy! (Cae muerto).
- T. de Molina, El burlador de Sevilla.
ESTATUA DEL COMENDADOR: Don Juan, la persistencia en el pecado acarrea una muerte funesta, y el perdón del Cielo que se rechaza abre camino a su fulminación.
DON JUAN: ¡Oh, cielos! ¿Qué siento? ¡Un fuego invisible me abrasa: no puedo ya soportarlo, y todo mi cuerpo es una ardiente hoguera! ¡Ah! (Cae un rayo con estruendo entre relámpagos sobre DON JUAN. Ábrese la tierra y se lo traga, y brotan altas llamaradas del sitio por donde ha caído).
- Moliere, Don Juan o el convidado de piedra
Bibliografía
Marañon, Gregorio, Don Juan, Madrid (1976): Espasa.
Moliere, Tartufo, Tartufo ; Don Juan o el convidado de piedra, Madrid (1971): Espasa-Austral.
Molina, Tirso de, El burlador de Sevilla, Madrid (2005): l país.
Rauhut, Franz (1990): 1003 Variationen des Don-Juan-Stoffes von 1630 bis 1934. Ed. Wisslit-Verlag, Konstanz.
Comentários