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Mary Ann y George, construir la novela prefecta



Las mujeres son parte esencial de la Literatura de Gran Bretaña. A pesar de que tenían limitado el acceso a la Universidad o a las bibliotecas, surgieron algunas de poderosa cultura (que supera siempre a la educación). Ya hemos hablado de Richmal Cropton, de Agatha Christie, de Virginia Woolf. Hablaremos de Doris Lessing, de Helen Fielding o de Zadie Smith. No es de extrañar que cuando la BBC preguntó a 82 críticos literarios no británicos por las mejores novelas británicas de todos los tiempos. En el número uno de esta lista apareció Middlemarch de George Eliot (cuyo verdadero nombre era Mary Ann Evans, Warwickshire, 1819 – Londres, 1880). Le siguen dos novelas de Virginia Woolf (Al Faro y Mrs. Dalloway) que repite en el puesto 16 (Las olas). Entre las veinte primeras, aparecen, además, Charlotte y Emily Brönte (Jane Eyre y Cumbres borrascosas, respectivamente), Mary Shelley (Frankestein) y Jane Austen (Orgullo y prejuicio, Emma y Persuasión).



La nomina anterior nos devuelve a Virginia Woolf y a su cruzada contra aquellas bibliotecas que no dejaban entrar a las mujeres y sobre todo a su rechazo a los estereotipos sobre lo que se supone que escriben (o debieran escribir) las mujeres que reclamaban una habitación propia (para crear), abriéndose paso en ocasiones desde la anonimidad, velando su identidad tras un nombre masculino, caso de "George Eliot".



Middlemarch: Un estudio de la vida en provincias es su séptima novela. La comenzó en 1869 aunque se vio interrumpida durante un tiempo por la enfermedad de Thornton Lewes, el hijo de su compañero George Henry Lewes. Al año siguiente la retomó uniendo varias historias en una y dándoles coherencia, y durante 1871 y 1872 la novela se publicó en fascículos. La primera edición completa en un solo tomo fue publicada en 1874 y fue un éxito de ventas. La novela se desarrolla en la ficticia ciudad de Middlemarch, en la región inglesa de las Midlands durante los años 1830-32.



La obra se inicia explicando la vida de Dorothea Brooke, una mujer idealista, acomodada y comprometida con las personas más necesitadas, una mujer de quien su entorno esperaba que se casara con Sir James Chettam, pero que decide casarse con el intelectual Edward Casaubon. Ella piensa cómo va a compartir su vida intelectual con su marido pero en la luna de miel se da cuenta de sus ambiciones y del fracaso de su trabajo, lo que la lleva a decepcionarse de él. Dorothea muestra interés por el primo de éste, Ladislaw. Sin embargo, Casaubon se da cuenta de ello y al morir en su testamento le señala que si se casa con él le retirará la herencia. A partir de aquí empiezan a introducirse en la novela ideas reformistas de salud, lo que lleva a la protagonista a ser voluntaria del Hospital. Allí conoce a otras personas y se inician tres narraciones entremezcladas que contienen temas como el amor, la educación, el autoengaño, el idealismo, la hipocresía, las condiciones de ser mujer, entre otros.



La escritora ha buscado para su novela un periodo de cambios políticos, puesto que en 1832 fue cuando se aprobó una famosa reforma electoral en Inglaterra y Gales que cambiaba el modo de elegir a los miembros de la cámara de los Comunes. Además de haberse documentado sobre este tema, Eliot también estudió los cambios científicos en materia de medicina correspondientes al periodo en el que centra la acción de su novela, ya que otro de los protagonistas principales de la novela va a ser el joven doctor Lydgate, cuyo deseo de investigación y de usar métodos médicos modernos va a chocar con el conservadurismo de la provincia y sus médicos más conservadores.



El 20 de noviembre de 1919, Virginia Woolf publicó en The Times Literary Supplement un elogioso recordatorio donde afirmaba que Middlemarch «con todas sus imperfecciones es una de las pocas novelas inglesas escritas para adultos». Woolf sentía un respeto especial por la autora. Middlemarch es un libro espléndido, lleno de vida y frescor. A pesar de su estructura, su poso literario es grandioso y efectivo: da gusto sumergirse en ese estudio de la vida de provincias y asistir a las desventuras de ese puñado de personas que, salvando las distancias, son tan verosímiles y humanas como cualquier personaje de hoy día. Si quieren disfrutar de lo lindo, no lo duden: es una elección segura.

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