Mickey Mouse según Walter Benjamin
Despreciado intelectualmente por las instituciones alemanas y la élite cultural parisina, forzado al exilio errante y vagabundo por el delirio megalómano y racista de su patria, borracha de nazismo, y muerto finalmente en un pueblo perdido de la frontera hispanofrancesa donde se suicidó debido a la desesperación. La vida de Walter Benjamin (Berlín, 1892-Portbou, 1940) fue fiel reflejo de la época que le tocó vivir, esa brutal primera mitad del siglo XX donde tantas cosas desaparecerían para no volver jamás. Benjamin fue amigo de Hanna Arendt (ella, además, tradujo su obra al inglés y escribió un pequeño ensayo sobre nuestro hombre). Decía de él que "no fue un poeta, ni un filósofo". Sin embargo, entre tanta oscuridad, fue capaz de alumbrar una obra límpida y luminosa cuya influencia ha ido creciendo exponencialmente tras su muerte hasta ser capital en la actualidad. El pensamiento de Benjamin, que enlazaba a través de iluminaciones o chispazos el pasado y el presente formando constelaciones críticas, ha determinado que su obra sea discontinua y poliédrica, además de vasta si se tiene en cuenta que fue realizada en breves, traumáticos y apresurados años. Su pensamiento se vierte sobre todos los ámbitos imaginables: la literatura y la sociedad, la religión y el arte, la historia y la teoría, las instituciones... Nada es demasiado grande ni demasiado pequeño como para no hallar en el lenguaje benjaminiano un instante de de atención o una tentativa.
En 2010, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Walter Benjamin se organizó una muestra, entre otros lugares, en el Azkuna Zentroa (entonces Alhóndiga) de Bilbao, que incluía el audiovisual Constelaciones, "un intento de pensar a través de imágenes algunos centrales de su obra" y el Atlas Walter Benjamin. Por cierto, me llamó la atención la selección musical: Bela Bartok, Weis, De Pablo, Shostakovich, Janácec,... El Atlas es una buena guía para aproximarse al pensador alemán. Le interesó mucho el mundo de la imagen. Nos ha dejado, por ejemplo, una Breve historia de la fotografía, producto de sus incansables rastreos en la Bibliothéque Nationale de France. En 2015, en Argentina, se recogieron la Historia citada y otros ensayos en un volumen imprescindible titulado Estética de la imagen. Fotografía, cine y pintura. Pero, lo sorprendente en su interés por la imagen es cuando, de pronto, descubre a Mickey Mouse - ¡si, a ese!- y nos deja una serie de reflexiones imprescindibles.
"Mickey Mouse representa el hecho de que la criatura puede seguir existiendo incluso cuando queda despojada de todo parecido con lo humano. Esto rompe la jerarquía de las criaturas concebida en función del ser humano. Estas películas desautorizan la experiencia en el modo más radical que se conozca. En semejante mundo no merece la pena tener experiencias".
- Walter Benjamin
Walter Benjamin juzgó con interés al personaje. El pensador alemán sugirió en varios apuntes que lo que se ve en las películas de Mickey Mouse es producto de la Primera Guerra Mundial, a la que califica como una de las experiencias más atroces de la historia universal. “La existencia de Mickey Mouse es ese sueño del hombre actual”, escribió Benjamin en 1933. “Es una existencia llena de prodigios que no solo superan los prodigios de la tecnología, sino que se ríe de ellos. Ya que lo más notable de ellos es que todos ellos surgen sin maquinaria, improvisados, del cuerpo de Mickey Mouse, del de sus compañeros y perseguidores, o de los muebles más cotidianos, o de un árbol, de las nubes o del mar. Naturaleza y tecnología, primitivismo y confort se han fundido en una sola cosa […] Aparece redentora una existencia que en cada situación de basta a sí misma del modo más sencillo al tiempo que más cómodo, donde un coche no pesa más que un sombrero de paja”.
En sus reflexiones, Benjamin advierte: "Todas las películas de Mickey Mouse se basan en el tema de irse de casa para descubrir qué es el miedo. Por tanto, la explicación del enorme éxito de estas películas no se debe a la técnica, a la forma; tampoco se trata de un equívoco. Se da simplemente por el hecho de que el público reconoce ahí su propia vida".
En las notas -breves- de Benjamin sobre el celebérrimo ratón, se acumulan ideas (ideologías) y conceptos, incluso cuando señala: "En semejante mundo -el de Mickey- no merece la pena tener experiencias".
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