Tentado por Flaubert
Flaubert Gustave tiene pinta de francés. En serio. Cuando, en una película "del Oeste", aparece un francés, estaría caracterizado de Flaubert. Pero, que el aspecto no nos engañe. Además, sería injusto o resaltar aquí que, en su su juventud era un hombre apuesto. Su íntimo amigo Maxime Du Camp dice que "era de una belleza heroica". A su pluma, se deben algunas obras maestras de Literatura universal. El Club del Libro Noruego incluye a dos de ellas, Madame Bovary y La Educación Sentimental entre los cien mejores libros de la historia. Por otro lado, nuestro escritor definió con claridad el ideal del novelista cuando dijo que, al igual que Dios en Su mundo, el autor, en su libro, debe estar en todas partes y en ninguna, invisible y omnipresente, aunque, como recuerda Vladimir Nabokov no siempre lo consigue, aún así, il brille par son absence. Hay otras obras, como Salambó, y, sobre todo, La tentación de San Antonio no menos recomendables. Hay una cuestión no menor: Madame Bovary y la obra completa se encontraban en el Index librorum prohibitorum (Índice de libros prohibidos), la censura eclesiástica, lo que hacía imposible que mi madre permitiese que cayese en mis manos (como ocurriera con la Biblia, el Buscón de Quevedo o la biografía de Catalina la Grande de Rusia). A estas alturas, he leído todas las obras prohibidas por mi madre y la biografía de Catalina la Grande de Gina Kaus (no se si fue esta la que le quemó mi madre a mi padre, aunque creo que sí).
Guustave Flauvert (Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Cronológicamente es el tercero de los grandes novelistas del realismo francés (tras Stendhal y Balzac). Eso sí: fue el más exigente y perfeccionista de ellos en materia de objetividad y estilo. Hijo de un médico, la precoz pasión de Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto. Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó. Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante (Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Gustave Flaubert. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona).
Las tentaciones de San Antonio, P. Brueghel
La contemplación, durante un viaje a Génova, del cuadro de Brueghel en Jóven Las tentaciones de San Antonio, le hizo concebir el proyecto de escribir una obra sobre este tema, que debía estar perfectamente documentada y que el mismo definió como la "obra de toda su vida" y que dedicó a la memoria de su amigo Alfred le Poittevin. Michel Foucault, que escribió la introducción de la (magnífica) edición de Siruela, que es la que tengo, afirma que "'La Tentación' es un monumento de meticuloso saber": "Es una obra que se constituye desde el comienzo en el espacio del saber".
Nabokov en su Curso de Literatura europea, señala que Madame Bovaru "estilísticamente, es prosa ejerciendo la función que cumple la pesía". La soñadora Emma, una joven de provincias casada con Charles Bovary, quien la ama pero es incapaz de comprenderla y satisfacerla, buscará la realización de sus sueños en otros amores, pasionales, platónicos..., pero ninguno de ellos logrará calmar su desesperada ansiedad y sus románticas inquietudes. Esta obra trata del adulterio y contiene situaciones y alusiones que escandalizaron al gobierno mojigato y filisteo de Napoleón III. Efectivamente, fue incluso llevada a los tribunales por obscena. ¡Como si la obra de un artista pyuedise ser obscena!. Flaubert ganó el juicio y, además, aquel proceso judicial contribuyó a un éxito editorial sin precedentes. Flaubert veía así cómo su obra servía más para satisfacer el morbo que para deleitarse en el caudal narrativo que contenía. Hoy, Madame Bovary es considerada el auténtico pórtico de la modernidad literaria.
Algunos seguidores de Gustave Flaubert aseguran que la mejor de sus obras, su obra maestra, no es Madame Bovary, sino La educación sentimental. Publicada en 1869, La educación sentimental despertó la admiración de escritores tales como Émile Zola, George Sand, Henry James o Leopoldo Alas "Clarin", no sin antes tener que sufrir la fuerte crítica de la época. Franz Kafka llegó a decir que La educación sentimental era una de las pocas cosas de la vida que le interesaba, “junto a unos pocos seres humanos”. El subtítulo de la novela es “Histoire d’un jeune homme“, la historia de un hombre joven, aunque en realidad es mucho más que esto. El mismo Flaubert, disgustado por la agria acogida de su obra más personal, en la que había depositado tantas ilusiones y cinco años de trabajo constante, dijo que no se había sabido entender esta novela que, en realidad, retrata el París de una época. El filósofo (y crítico literario) Georg Lukács, como la “novela psicológica de la desilusión”. La novela, de cerca de 400 páginas, tiene momentos altos y otros no tanto. Describe un romance entre una mujer madura y un joven estudiante y agrega otros más para complementar la escena, como si se tratara de una obra de teatro). Por momentos la novela muestra el genio de un autor en ciernes. La figura sicológica de señora Renaud anticipa a lo que será más tarde Madame Bovary; sin duda. Se la muestra sentimental, soñadora y desconforme con su suerte actual. Anhela un amor de verdad. Su marido es bastante mayor, ella es joven aún y no duerme en la misma cama con su esposo.
"Sin Flaubert -afirma Nabokov-, no habría habido un Marcel Proust en Francia, un James Joyce en Irlanda. Chéjov, en Rusia, no habría sido del todo Chejov". Michel Foucault amplía la nómina a Mallarmé, Joyce, Roussel, Kafka, Pound, Borges,... ¿Qué habría sido de mi que solo soy un lector?
Comments