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Yo Tarzán, tu Jane



Muchos hemos coincidido con Tarzan, Jane, Chita y Boy en algún momento. Y, por supuesto, algunos hemos intentado reproducir el famoso alarido tarzanesco (que resultó ser un producto de laboratorio). Mis primeros recuerdos son de las viejas películas de Johnny Weismuller y la bellísima Maureen O'Sullivan que se metían como relleno en los cines de sesión continua. En aquellos años, lo que más me gustaba eran las demostraciones de natación, los viajes en liana y, por supuesto, el alarido. Debo decir que, de todos los tarzanes que he conocido, y he conocido muchos, mi favorito es y será Johnny Weismuller.



Tras las películas, llegaron los comics (tebeos, chistes, cuentos, monos, historietas). Tanto las versiones locales (con ilustraciones de Ambrós para Bruguera, por ejemplo) y las de la Editorial Novaro que comenzó publicando material de la editorial estadounidense Dell Publishing, continuó con los de Gold Key (escisión de Dell).



La tercera etapa fue la lectura de los libros originales. En la Biblioteca Municipal "Bances Candamo" tenían la serie completa publicada por la Editorial Gustavo Gili. Las tapas de algunos ejemplares eran puro pringue por el uso. Tan pringosos que mi madre me obligó a forrarlos. He vuelto a leer algunos títulos: las ediciones de G. Gili de "Tarzán en la selva" y "Tarzán el terrible", la de la Editorial Tor de "Tarzán invencible" y la de Edhasa de "Tarzán de los Monos". He descubierto varias cosas. La primera: ¿cómo es posible que pudiese haber leído las historias del rey de la selva insufribles, ampulosas y arcaicas traducciones de Martínez Amador? Las otras dos, de Nelly Coarasa y María Vidal Campos, respectivamente, son estupendas.


Edgar Rice Burroughs


Edgar Rice Burroughs nació el 1 de septiembre de 1875, en Chicago, Illinois (durante muchos años vivió en el suburbio de Oak Park), Hijo de una familia acomodada, se educó en escuelas privadas de Chicago. En 1911 apareció su primera obra (Bajo las lunas de Marte) en una revista de aventuras, y tuvo tanto éxito que decidió dedicarse a escribir. En 1912 publicó el primer cuento de Tarzán y en 1914 la novela Tarzán de los monos, que le dio fama internacional y fue traducida a múltiples idiomas, reproducida en tiras cómicas y llevada reiteradamente al cine: después de la primera adaptación del director William S. Van Dyke, titulada Tarzán de los monos (1932) y protagonizada por el nadador Johnny Weissmuller, multitud de cineastas y actores trasladarían a la gran pantalla las aventuras de Tarzán. El propio Burroughs escribiría otras veintitrés novelas con el mismo protagonista. La causa del espectacular triunfo del personaje habría que buscarla, además del entretenimiento que ofrece este tipo de aventuras, en el cambio de valores y de mentalidad ocurrido en Estados Unidos después de la gran depresión de 1929, por la necesidad de encontrar nuevos héroes populares que hicieran recuperar la confianza perdida. Edgar Rice Burroughs escribió también relatos acerca de la vida en otros planetas.



La Serie Tarzán está compuesta de 24 novelas de aventuras, escritas por Edgar Rice Burroughs y publicadas entre 1912 y 1965, seguidas por otras cuatro novelas escritas de manera conjunta, además de otras dos que fueron orientadas a los niños, que no son consideradas parte integral de esta serie que ha sido considerada un clásico de la literatura universal, al igual que la serie más conocida de Burroughs. Tarzán es considerado uno de los personajes ficticios más famosos del mundo y su historia ha sido adaptada, completamente o en parte, para radio, televisión, y es el segundo personaje que más veces se ha llevado al cine. Los derechos de autor de toda la obra han expirado en Estados Unidos, pero sigue protegida en otros países donde los derechos de autor son más largos. Aun así, el nombre «Tarzan» está aún protegido por la marca Edgar Rice Burroughs, Inc. creada en 1923.


Maureen O’Sullivan


Cuando comencé a ver películas de Tarzán, por edad, lo que más me gustaba era él, las evoluciones de Chita y los saltos de liana en liana,... Fui haciéndome mayor y algún amigo "descubrió" que Jane salía medio desnuda en una de las películas y, sobre todo, que "no llevaba nada debajo". Tal prodigio se producía en la segunda película de Weissmuller, "Tarzán y su compañera". A partir de entonces, pusimos nombre a la actriz que hacía de Jane: la irlandesa Maureen O’Sullivan (la madre de Mia Farrow y futura y efímera suegra de Woody Allen). Lo que no descubrí hasta muchos años después es que, en la misma cinta, Jane nadaba desnuda junto a Tarzán. Los productores no tuvieron ningún problema de censura ya que aun no existía la FCC (Federal Communications Commission), sin embargo, se vieron obligados a retirar dicha escena por la presión de los grupos religiosos conservadores y de madres indignadas por la supuesta inmoralidad de las imágenes. A destacar el pequeño tamaño de los pechos de la Jane submarina en comparación con los de la Jane terrestre. Esto es debido a que Maureen O’Sullivan no rodó esta escena sino que lo hizo la nadadora olímpica Josephine McKim y el motivo no fue que O’Sullivan no se atreviese con el desnudo (prueba de ello es el atrevido atuendo de pieles que lució durante todo el film) sino que se creyó que resultaría más espectacular de cara a la audiencia ver a dos nadadores olímpicos bajo el agua. Gracias a Ted Turner por devolver esta hermosa escena a su lugar de origen.


Gordon Scott con Eve Brent


La dictadura franquista no actuó sobre el atuendo de Jane-Maureen, pero sí sobre Tarzán. No ha sorprendido especialmente el informe de un censor: al parecer, el personaje llegó a ser considerado sospechoso de promover la homosexualidad para alguno de los censores. «La admiración física hacia el arquetipo masculino puede dañar psíquicamente a los adolescentes poco diferenciados, acentuando su complejo de timidez o de angustia sexual, desviando peligrosamente su atención de la sexualidad femenina», escribió sobre «La gran aventura de Tarzán» película de 1959 en la cual el encargado de dar vida al héroe fue el actor Gordon Scott, cuyo aspecto claramente más musculado que el del más clásico Johnny Weissmüller debió inquietar su subconsciente más de lo debido…



Tarzán fue una sensación cultural cuando apareció. Burroughs estaba decidido a aprovechar la popularidad de Tarzán en todas las formas posibles. Planeó explotar el personaje a través de varios medios de comunicación diferentes, incluyendo la tira cómica sindicada "Tarzán", películas y diversas mercancías. Los expertos desaconsejaron este tipo de promoción, afirmando que los distintos medios de comunicación al final terminan compitiendo unos contra otros. Sin embargo, Burroughs siguió adelante, y demostró que los expertos estaban equivocados, ya que el público demandaba el personaje de Tarzán de cualquiera de las maneras en que se le ofreció. Tarzán es uno de los personajes de ficción de mayor éxito hasta la fecha y es un icono cultural.

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